... HURTFEW ABBEY : Noche de verano en Corfú

23/9/09

Noche de verano en Corfú

Full moon at the beach

Aquella noche la fosforescencia del mar era especialmente intensa. Bastaba con pasear la mano por el agua para producir una ancha cinta verdidorada a lo largo del mar, y al zambullirse la sensación era la de arrojarse en un helado horno de luz. Cuando salimos, el agua que nos chorreaba emitía un resplandor de fuego. Nos tumbamos a comer en la playa. Al descorchar el vino al final de la cena y como a una señal convenida, unas cuantas luciérnagas aparecieron sobre los olivos a nuestra espalda, como una especie de obertura al espectáculo.

Primero no fueron más que dos o tres puntitos verdes que flotaban blandamente entre los árboles, encendiéndose y apagándose con regularidad. Pero pronto surgieron más y más, hasta iluminar algunas partes del olivar con un extraño resplandor verdoso. Jamás habíamos visto tal cantidad de luciérnagas: enjambres enteros volaban sobre los árboles, trepaban por la hierba, los matorrales y los troncos de olivo, pasaban sobre nuestras cabezas y se posaban en las toallas como ascuas verdes. Nubes de luciérnagas salieron al mar revoloteando sobre las olea, y en ese preciso instante aparecieron los delfines nadando en fila india por la bahía, cimbreándose rítmicamente, con los lomos como pintados de fósforo. 

En el centro de la cala se detuvieron a nadar en círculo, girando y sumergiéndose, saltando a veces en el aire para caer en medio de un estallido de luz. El cuadro de conjunto, con los insectos arriba y los delfines iluminados abajo, era extraordinario. Bajo la superficie se distinguía, incluso, el sendero de luz que dejaban los delfines al bucear zigzagueando por el fondo arenoso, y cuando saltaban en el aire despidiendo gotas de agua esmeralda, no sabíamos ya si lo que veíamos eran luciérnagas o fosforescencia. 

Una hora duró el festival, pasada la cual las luciérnagas volvieron a tierra y se alejaron bordeando la costa. Entonces los delfines se alinearon y se pusieron rumbo al mar abierto, dejando tras de si un sendero llameante que luego de arder un momento se fue apagando lentamente.


"Mi Familia y otros animales"  Trilogía de Corfú I.  Gerald Durrell, 1956

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