... HURTFEW ABBEY

8/11/21

Dersú Uzalá

 



- No poder - discrepó Dersú-. Nuestra así no puede. Hay que dar a gente alrededor. Si sólo una gente comer, es pecado. 

- No hay que reñir - les decía calmadamente Dersú-. Mejor escucha, os cantaré una canción. 

- Termina de comer - dijo Dersú con tono satisfecho-. Hoy noche nuestra mira estrellas. Mañana mira sol.

- Él es gente muy astuta - dijo Dersú-. Hay que perseguir, si no pronto como toda la miel.
Tras decir estas palabras, Dersú exclamó:
- ¡Tú qué gente eres! ¡Tú cómo karabchí miel ajena!
El oso se giró. Al vernos, echó a correr y rápidamente desapareció tras el peñasco.

- ¿A quién gritas? ¿Con quién hablas? - le preguntaron los fusileros.
- A amba (tigre) - contestó -, Mía le dice: en vivac muchos soldados hay. Los soldados dispara, entonces mía no culpable. 

- Mía antes esta gente mucho no ver - dijo señalando un escarabajo-. Uno a uno cada año los encuentra... ¿Cómo ahora es tantos?

- ¡Qué ha pasado? - le pregunté al gold.
- Mía piensa que este lugar es malo- respondió-. Mía río va, quiero agua coger y el pez enfada.
- ¿Cómo que se enfada? - se sorprendieron los soldados y se echaron a reír.
- ¿De qué vuestra ríe? - dijo Dersú, enfadado-. Pronto vais a llorar.
Finalmente averigüé de qué se trataba. Cuando iba a sacar agua, la cabeza de un pez asomó en el río. Abriendo y cerrando la boca, miró a Dersú.
- El pez también es gente - dijo Dersú, acabando el relato-. Suya también puedo hablar, sólo que en silencio. Nuestra a él no entiende nada. 

-¿Qué ha sido eso? - le dije al gold- ¿Un ciervo?
Dersú movió la cabeza negativamente.
-¿Tal vez un oso?
- No- respondió.
- Entonces ¿qué? - pregunté con impaciencia.
- No sé - contestó-. La noche acaba, las huellas mira. Entonces comprende.

- El pez habla, dispara la piedra y tú, capitán, en la niebla mira mal. Por la noche una gente mala va... Mía piensa en este lugar el diablo vive. ¡Mía no quiere dormir otra vez aquí!

- ¿Por qué ruges? - le gritó Dersú-. Mía no te toca. ¿Por qué te enfadas?
Entonces el tigre pegó un brinco hacía atrás y continuó rugiendo a varios pasos de distancia. El gold volvió a gritarle que se fuera. El tigre dio aún varios saltos y de nuevo se puso a rugir.
Al ver que la terrible fiera no quería marcharse, Dersú le gritó:
- ¡Bueno, bien! Tú no quiero marchar, mía dispara. Entonces no tendré culpa.

- Mía ahora mucho tiene miedo - dijo, poniendo fin a su relato-. Antes mía todo tiempo solo va, nada teme. Ahora algo mira. Piensa, huella mira. Piensa, sólo taiga duerme. Piensa...

- Dersú- le pregunté-, qué es el sol?
Me miró con perplejidad y me lanzó una pregunta:
- ¿Es que nunca lo has visto? ¡Mira! - me dijo, mostrándome con la mano el disco solar que en este instante se levantaba sobre el horizonte.
Todos se echaron a reír. Dersú quedó insatisfecho: ¿Cómo se podía preguntar a una persona qué era el sol, cuando el propio sol se encuentra a la vista? Lo tomó como una burla.

- ¡Qué gente! - dijo con sinceridad-. Así camina, mueve cabeza, igual que niños. Hay ojos, mira nada. Esta gente no puede vivir en cerros. Pronto desaparece.

- Mira, capitán - dijo-, es una uikta (estrella) pequeña.
Durante un buen rato no comprendí cuál era el astro que me estaba indicando. Finalmente, tras oír sus explicaciones, entendí que hablaba de la estrella Polar. 
- Es la gente más importante - continuó hablando el gold-. Está siempre en el mismo lugar, todas las uiktas alrededor.
En este instante una brillante estrella fugaz cruzó el firmamento.
- ¿Qué es eso, Dersú? ¿Qué crees? - le pregunté.
- Una uikta ha caído. 

Según su idea, no sólo las personas, fieras, a veces, peces e insectos poseen alma y sombra (jania). Las plantas, las piedras, en general, todos los objetos inanimados también las tienen. 
- Gente duerme - decía Dersú-, jania camina. Jania atrás camina, gente despertó.
El alma abandona el cuerpo, peregrina y ve muchas cosas cuando la persona duerme. Los sueños se explican así. El alma de los objetos inanimados también puede abandonar su materia. Desde el punto de vista de Dersú, el espejismo que habíamos vistos era la sombra (jania) de tres objetos que en ese momento se encontraban es estado de reposo

El bosque adquiría un tono cada vez más monótono, gris y apagado, lo cual indicaba la proximidad del invierno. Los arbustos, privados ya de sus suntuosos ornamentos, comenzaban a tener un sorprendente parecido unos con otros. La negra y fría tierra, cubierta de hojarasca, se sumía en un sueño letárgico. Las plantas se preparaban para morir dócilmente y sin protestas. 

- ¿Por qué tiras carne al fuego? - me preguntó con aire insatisfecho-. ¡Cómo se puede quemar en vano! Nuestra mañana vamos, aquí viene otra gente y come. Si tira carne al fuego, así desaparece.
- ¿Y quién más va a venir aquí? - le pregunté por mi parte. 
- ¿Cómo ue quién? - dijo sorprendio-. Mapache va, tejón o corneja va. Si no hay corneja, ratón va. Si no hay ratón, hormiga va. En taiga hay mucha distinta gente. 

"Dersú Uzalá"  Vladimir Arséniev (Akal. Básica de Bolsillo) 






25/11/20

De pájaros y nidos



El eucalipto, que era más alto que el pino y que los más viejos árboles, daba albergue a una pareja de cuervos y estba orgulloso de haber sido seleccionado, porque esas aves buscan siempre los cúlmenes muy elevados y de difícil acceso. Un día en que su esencia se evaporaba al fuerte sol con tanta abundancia que todo el boque olía a eucalipto, se decidió a conversar con el poste telefónico, y le dijo:

- He notado que no adoptó usted ningún nido, Señor. Quizá porque no conoce aún a los pájaros que aquí viven y no ha hecho su elección. Me gustaría orientarla, pues supongo que usted sostendrá un nido con agrado. Nos convierten en algo así como un regazo maternal. Yo alojo a unos cuervos. No molestan, pero confieso que son poco decorativos. Quisiera recomendarle a usted las oropéndolas. Ya habrá visto oropéndolas en Cecebre. Pues bien, cuelgan sus nidos con tanta belleza y originalidad que no desmerecería de las que a usted le ennoblecen.

El poste crujió. 

"El bosque encantado"  Wenceslao Fernández Flórez. Edición Austral, 20020

Cantar al vino


 
Allá donde florezca el arrayán,
donde haya vino y laúdes,
detente, no des un paso más,
y que escancie la bebida
la copera que inspira
los poemas; que bailotee
el vino fresco en las copas;
que destellen las burbujas
en la mezcla como soles
o rayos en la tormenta.

Abu Nuwás "Cantar al Vino" Cátedra 

Una muerte tranquila lejos del mar


 Mas luego que en tu mansión hayas dado muerte a los pretendientes, ya con astucia, ya cara a cara con agudo bronce, toma un manejable remo y anda hasta que llegues a aquellos hombres que nunca vieron el mar, ni comen manjares sazonados con sal, ni conocen las naves de encarnadas proas, ni tienen noticia de los manejables remos que son como las alas de los buques. Para ello te diré una señal muy manifiesta que no te pasará inadvertida. Cuando encontrares otro caminante y te dijera que llevas un aventador sobre el gallardo hombro, clava en tierra el manejable remo, haz al soberano Poseidón hermosos sacrificios de un carnero, un toro y un verraco, y vuelve a tu casa, donde sacrificarás sagradas hecatombes a los inmortales dioses que poseen el anchuroso cielo, a todos por su orden. Te vendrá más adelante y lejos del mar una muy suave muerte (...). 


Homero "Odisea"  Edición Austral singular 2019

22/7/20

Cetus

CETUS

CET/CETI, EL MONSTRUO MARINO O LA BALLENA

CATEGORÍA POR TAMAÑO: 4
ASTERISMOS: LA CABEZA



Una calma inquietante y los sonidos, apenas audibles, de una playa veraniega. Unas piernas largas y hermosas se mueven bajo el agua, y de pronto, un golpe en el agua y el sonido de la playa a todo volumen. Después, la calma inquietante, de nuevo, y las piernas bajo el agua.

Esta escena ya la has visto.

Una niña inocente corriendo por la orilla, los niños juegan con las olas. Barcas inflables, gritos de emoción, una película veraniega en súper 8.

Esta escena ya la has visto.

Desde la oscuridad profunda del océano un monstruo enorme avanza hacia la luz. El pez se ha desviado de su camino y las aguas tiemblan a su paso. Una calma inquietante y unas piernas que chapotean en el agua,

Esta escena ya la has visto.

¿Qué clase de criatura apestosa es ésta que emerge de las profundidades del mar con el lomo cubierto de crustáceos y viejas algas saliendo de sus branquias, acechando con voracidad insaciable, sembrando el terror en las costas, diezmando a la población y desafiando a los héroes desde que el tiempo es tiempo?

¿Es acaso Tiamat, la bestia babilonia del caos primigenio? (...) 
¿Es entonces el monstruo a quien Perseo mató para salvar a Andrómeda? (...) 
¿Acaso se trata del dragón a quien el rey, desesperado, estaba a apunto de entregarle a su preciosa hija, justo en el momento en el pasaba San Jorge? (...) 
¿Puede ser Moby Dick?

¿Quién es nuestro amigo marino? Este monstruo sin rostro que ha asolado nuestras costas y nuestra imaginación durante millones de años, que emerge de las profundidades de nuestras mentes y nos ataca en sueños y a quien vemos, no sólo en nuestras pesadillas, sino también en las estrellas.

Unas piernas chapoteando en el agua, niños chillando, el sonido de ...¿un chelo? ¿una trompeta? (no, es una tuba) alternando esas dos notas hipnóticas, mientras algo asciende, lentamente, en dirección a las piernas.

Creo que sabes bien quién es Cetus.


"Atlas de las constelaciones. Las historias que nos cuentan las estrellas" 
Susanna Hislop y Hanna Waldron 

22/4/20

Heine on the road

https://www.liceus.com/wp-content/uploads/2019/03/Heinrich-Heine-600x284.jpg

Si, me parece a veces que el diablo, la nobleza y los jesuitas existen solo en la medida en que se cree en ellos. Del diablo lo podríamos afirmar sin duda, aunque solo los creyentes lo han visto hasta ahora. También con relación a la nobleza en poco tiempo tendremos la prueba de que la bonne societé dejará de ser la bonne societé, tan pronto como el buen ciudadano deje de tener la bondad de considerarla la bonne societé.

El catolicismo en una una religión para un barón distinguido que puede andar ocioso todo el día y para un entendido de arte; pero no es religión para un hamburgués, para alguien que tiene su negocio, y no es no absoluto una religión adecuada para un expendedor de lotería. Tengo que escribir con total exactitud cada uno de los números que se extraen, y si por casualidad pienso en el "dong dong" de la campana católica, o si esta se balancea delante de mis ojos, como un incensiario católico, y me equivoco y escribo un número falso, se puede producir entonces la más grande desgracia. A menudo se lo decía al señor Gumpel : "Su Excelencia es un hombre rico y puede ser tan católico como quiera, y puede dejar que le sahúmen el raciocinio de forma completamente católica, y puede volverse tan bobo como una campana católica y, sin embargo, seguirá teniendo qué comer. Pero yo soy un hombre de negocios y necesito tener la armonía de mis siete sentidos para ganar algo". El señor Gumpel piensa, por supuesto, que el catolicismo es necesario para la cultura y que si yo no me hago católico, no entenderé a Juan de Vieshel, ni a Correcho ni Carracho ni Carravacho... pero siempre he pensado que ni Correcho, ni Carracho ni Carravacho pueden ayudarme lo más mínimo si nadie me compra lotería, y entonces voy a la bancarrota.

Heinrich Heine "Cuadros de viaje" (1797-1856)




18/9/19

El camino que atravesaba el bosque



Cerraron el camino que atravesaba el bosque 
ya setenta años. 
El mal tiempo, la lluvia, lo han borrado. 
Y ahora nadie diría que una vez, 
antes de que arraigasen los árboles, incluso,
hubo un camino aquí, atravesando el bosque. 
bajo el brezal y las anémonas, 
lo tapan los arbustos; y solo el viejo guarda sabe que, 
donde anidan los torcaces y el tejón se revuelve, 
hubo un camino que atravesaba el bosque.
Pero si vas allí en verano, ya tarde, 
cuando el aire de la noche enfría en los estanques 
donde nadan las truchas y las nutrias
llaman a sus parejassin temer a los hombres
que no han visto jamás, 
oirás-si vas allí- el trote de un caballo 
y el roce de una falda en las hojas mojadas 
abriéndose camino por la oscuridad,
 como si conocieran, ellos, 
el camino que atravesaba el bosque, 
ahora que ya no existe
ese camino que atravesaba el bosque.

Rudyard Kipling "El camino que atravesaba el bosque"

Las Ítacas de Cavafis




Cuando emprendas tu viaje a Ítaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.
Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios.
Ten siempre a Ítaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Ítaca te enriquezca.
Ítaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.
Aunque la halles pobre, Ítaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Ítacas.

"Ítaca"
Constantino Cavafis


Gorriones

 https://assets.catawiki.nl/assets/2019/3/9/4/7/4/4740f8e8-9fba-4e3b-8cbd-9d92be4d7f67.jpg

La mañana de Santiago está nublada de blanco y gris, como guardada en algodón. Todos se han ido a misa. Nos hemos quedado en el jardín los gorriones, Platero y yo.

¡Los gorriones! Bajo las redondas nubes, que, aveces, llueven unas gotas finas, ¡cómo entran y salen en la enredadera, cómo chillan, cómo se cogen de los picos! Este cae sobre una rama, se va y la deja temblando; el otro se bebe un poquito de cielo en un charquillo del brocal del pozo; aquél ha saltado al tejadillo del alpende, lleno de flores casi secas, que el día pardo aviva.

¡Benditos pájaros, sin fiesta fija! Con la libre monotonía de lo nativo, de lo verdadero, nada, a no ser una dicha vaga, les dicen a ellos las campanas. Contentos, sin fatales obligaciones, sin esos olimpos ni esos avernos que extasían o que amedrentan a los pobres hombres esclavos, sin más moral que la suya ni más Dios que lo azul, son mis hermanos, mis dulces hermanos.

Viajan sin dinero y sin maletas: mudan de casa cuando se les antoja; presumen un arroyo, presienten una fronda, y solo tienen que abrir sus alas para conseguir la felicidad; no saben de lunes ni de sábados; se bañan en todas partes, a cada momento; aman el amor sin nombre, la amada universal.
Y cuando las gentes ¡las pobres gentes!, se van a misa los domingos, cerrando las puertas, ellos, en un alegre ejemplo de amor sin rito, se vienen de pronto, con su algarabía fresca y jovial, al jardín de las casas cerradas, en las que algún poeta, que ya conocen bien, y algún burrillo tierno—¿te juntas conmigo?—los contemplan fraternales.

"Platero y yo"
Juan Ramón Jiménez