... HURTFEW ABBEY : Adso de Melk, últimos pensamientos

8/10/09

Adso de Melk, últimos pensamientos


Jamás me arrepentí de mi decisión, pues aprendí de mi maestro muchas cosas sabias, buenas y verdaderas. Cuando al fin nos separamos, me regalo sus anteojos. “Yo era joven” dijo, pero algún día me serian útiles. Y, de hecho, ahora los llevo sobre mi nariz mientras escribo estas líneas, después me dio un fuerte abrazo, como un padre, y se despidió de mi. Nunca mas volví a verlo. Mucho más tarde supe que había muerto durante la gran peste que se abatió sobre Europa hacia mediados de este siglo. Ruego siempre que Dios haya acogido su alma y le haya perdonado los muchos actos de orgullo que su soberbia intelectual le hizo cometer. Sin embargo, ahora que soy un hombre muy viejo, debo confesar que de todos los rostros del pasado que se me aparecen, aquel que veo con mas claridad es el de la muchacha con la que nunca he dejado de soñar a lo largo de todos estos años. Ella fue el único amor terrenal de mi vida…aunque jamás supe, ni sabré, su nombre.

Hace frío en el scriptorium, me duele el pulgar. Dejo este texto, no sé para quién, este texto, que ya no sé de qué habla: stat rosa pristina nomine, nomina nuda tenemus.


"El nombre de la rosa" Umberto Eco, 1980.

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